viernes, 20 de julio de 2007

Lamento sobre la Sociedad

Soy, según los estándares modernos, un friki. Pero según esos estándares para ser normal debería rebajarme a vestirme con camisetas y vaqueros, o con chándal, o ropa de marcas pijas, en lugar de con camisas remetidas en pantalones oscuros. Según esos estándares para ser un rebelde uno debería vestirse con ropa que, a mi forma de ver, es completamente ridícula y ver las series de moda en la televisión y los culebrones y escuchar música horrible que, irónicamente, está de moda. Digo irónicamente no porque la moda sea escuchar esa música, si no porque, si se sigue lo que está de moda, no se puede ser rebelde, es un sinsentido, es una gilipollez, es una mierda.
Por culpa de esta forma de pensar no tengo novia ni soy excesivamente popular, pero a la gente le hago gracia y le caigo bien. No es que les eche la culpa por no juntarse con alguien como yo, pues es lógico que para unirse a un grupo hay que seguir esas normas, si no, no te unas. Tengo un amigo (¡sí, un amigo!) que piensa que si cambio de ropa y salgo con mis amigos (¡sí, amigos!) se producirá una reacción hormonal en las chicas de mi edad que les hará enamorarse de mí, ¿Cómo piensas ligar si nadie te conoce? decía, y le doy la razón, en esto último, claro. a este amigo le gusta Mago de Oz y el Heavy y, al menos, tiene un gusto musical medianamente bueno para los tiempos que corren. Hay más gente así, por supuesto, siempre ha habido gente con buen gusto o, en su defecto, gente que no tiene tan mal gusto como los demás.
Hace unos meses unos amigos míos me llevaron de compras a una conocida tienda con nombre de un pueblo norteamericano donde la gente es amarilla y estúpida, igual que en la mayor parte de la sociedad moderna, excepto por lo de amarilla. Diría que me compraron ropa pero eso sería ocultar la verdad, me obligaron a comprar ropa y, por si fuera poco, me obligaron a ponérmela para ir un solo día al instituto y, las chicas (que son las personas cuyos comentarios me importan a estas alturas de mi soledad autoimpuesta) decían que me quedaba bien, que me quedaba bien. Me habían obligado a comprar aquella ropa en contra de mi voluntad porque decían que si no no ligaría, claro que aun así no ligué, faltaría más, quizá se deba al hecho de que no salgo de mi reducto de soledad, pero aun así, cabrea que a uno le digan que algo le queda bien y que está más guapo con ese tippo de ropa chicas que uno es consciente de que están muy lejos de su alcance, es como si a un enfermo terminal le dijeran que hay una posibilidad entre un trillón de muchillones de salvarse, uno sabe que no salvará (a no ser que su médico sea el doctor House) pero no puede evitar formarse la esperanza, y cuando es evidente que no se salvará, la caida es mucho más dolorosa. No estoy enfadado con las susodichas chicas pues uno no se cabrea que le digan que está incluso guapo con un tipo de ropa determinada, incluso es agradable, muy, muy agradable.
Así pues, si alguien de los pobres desgraciados que han tenido que soportar mi reproche a la sociedad mientras escucho a Tom Waits, Leonard Cohen, Anthony and The Johnsons y fragmentos de la banda sonora de La Princesa Mononoke ha visto el cortometrage de Tim Burton Vincent, sabrá como me siento, pero yo no odio a mi tía y a mis gatas, que son, tristemente, las chicas que más se me acercan (las gatas, claro), porca miseria.
Yno terminaría de despotricar abiertamente sobre la sociedad si no hablara del rap y la música punk y el rock (estos dos últimos, en mi opinión, son lo mejor, al menos comparados con el rap, por Dios). Respeto a otras culturas y, por supuesto respeto a la gente que escucha rap, o reggaeton, o hip hop, o como quiera que llamen o clasifiquen la música moderna, y digo música porque lamúsica son sonidos organizados, nada más. Los otros dos grupos me gustan más, sin duda y, aunque los he descubierto recientemente por culpa de mi antigua manía de escuchar sólo música celta (que es fantástica) y, en general cualquier tipo de música folclórica y/o blues que se me pusiera por delante, de rock he de reconocer que no escucho mucho, sobre todo ahora que me he quedado sin Biblioteca Multimedia temporalmente y sólo me queda el Blues y la música hebrea (y la Princesa Mononoke), pero lo que he escuchado (Pink Floyd, un poco, muy poco de Nirvana, algo de In extremo, aunque este sea un poco más heavy), y que decir de los punks, eso, que decir, no se me ocurre nada en este momento, pues no he escuchado casi nada desde que mi primo pasó por su época punk, pero me encanta esa forma tan bonita de ver la vida, y, en lo de bonita no estoy de sarcasmo, pues me gusta Edgar Allan Poe (como escribe, no malpenséi si aun podéi pensar... aunque creo que tendréis que malpensar) y, también, Tim Burton y, más que ningún corto suyo, Vincent. No quiero recomendar música pues sé que si nadie escucha lo que yo escucho, será por algo, pero, un grupo de música bastante bueno es Anthony and The Johnsons.

Los Andebuela

Según los datos del Padrón del 2006, en España hay tan solo 10 Andebuelas, 4 como primer apellido y 6 como segundo. Yo soy hijo de uno de esos 6 Andebuelas que lo tienen como segundo alpellido.
Los 4 son mi abuela materna, su hermano y sus dos hijos. Los 6 son mi madre, mi tía, mi tío, y tres más que no sé quienes son, pero bueno, si los hijos del hermano de mi abuela materna no tienen hijos varones, es probable que el apellido desaparezca.

jueves, 19 de julio de 2007

Este poema no es mío

Quien confunda el poema que voy a mostrar ahora con uno mío, que no suelo hacer, y menos tan buenos, es un cateto ignorante

El Cuervo

Cierta noche aciaga, cuando, con la mente cansada,
meditaba sobre varios libracos de sabiduría ancestral
y asentía, adormecido, de pronto se oyó un rasguido,
como si alguien muy suavemente llamara a mi portal.
"Es un visitante -me dije-, que está llamando al portal;
sólo eso y nada más."

¡Ah, recuerdo tan claramente aquel desolado diciembre!
Cada chispa resplandeciente dejaba un rastro espectral.
Yo esperaba ansioso el alba, pues no había hallado calma
en mis libros, ni consuelo a la perdida abismal
de aquella a quien los ángeles Leonor podrán llamar
y aquí nadie nombrará.

Cada crujido de las cortinas purpúreas y cetrinas
me embargaba de dañinas dudas y mi sobresalto era tal
que, para calmar mi angustia repetí con voz mustia:
"No es sino un visitante que ha llegado a mi portal;
un tardío visitante esperando en mi portal.
Sólo eso y nada más".

Mas de pronto me animé y sin vacilación hablé:
"Caballero -dije-, o señora, me tendréis que disculpar
pues estaba adormecido cuando oí vuestro rasguido
y tan suave había sido vuestro golpe en mi portal
que dudé de haberlo oído...", y abrí de golpe el portal:
sólo sombras, nada más.

La noche miré de lleno, de temor y dudas pleno,
y soñé sueños que nadie osó soñar jamás;
pero en este silencio atroz, superior a toda voz,
sólo se oyó la palabra "Leonor", que yo me atreví a susurrar...
sí, susurré la palabra "Leonor" y un eco volvióla a nombrar.
Sólo eso y nada más.

Aunque mi alma ardía por dentro regresé a mis aposentos
pero pronto aquel rasguido se escuchó más pertinaz.
"Esta vez quien sea que llama ha llamado a mi ventana;
veré pues de qué se trata, que misterio habrá detrás.
Si mi corazón se aplaca lo podré desentrañar.
¡Es el viento y nada más!".

Mas cuando abrí la persiana se coló por la ventana,
agitando el plumaje, un cuervo muy solemne y ancestral.
Sin cumplido o miramiento, sin detenerse un momento,
con aire envarado y grave fue a posarse en mi portal,
en un pálido busto de Palas que hay encima del umbral;
fue, posóse y nada más.

Esta negra y torva ave tocó, con su aire grave,
en sonriente extrañeza mi gris solemnidad.
"Ese penacho rapado -le dije-, no te impide ser
osado, viejo cuervo desterrado de la negrura abisal;
¿cuál es tu tétrico nombre en el abismo infernal?"
Dijo el cuervo: "Nunca más".



Que un ave zarrapastrosa tuviera esa voz virtuosa
sorprendióme aunque el sentido fuera tan poco cabal,
pues acordaréis conmigo que pocos habrán tenido
ocasión de ver posado tal pájaro en su portal.
Ni ave ni bestia alguna en la estatua del portal
que se llamara "Nunca más".

Mas el cuervo, altivo, adusto, no pronunció desde el busto,
como si en ello le fuera el alma, ni una sílaba más.
No movió una sola pluma ni dijo palabra alguna
hasta que al fin musité: "Vi a otros amigos volar;
por la mañana él también, cual mis anhelos, volará".
Dijo entonces :"Nunca más".

Esta certera respuesta dejó mi alma traspuesta;
"Sin duda - dije-, repite lo que ha podido acopiar
del repertorio olvidado de algún amo desgraciado
que en su caída redujo sus canciones a un refrán:
"Nunca, nunca más".

Como el cuervo aún convertía en sonrisa mi porfía
planté una silla mullida frente al ave y el portal;
y hundido en el terciopelo me afané con recelo
en descubrir que quería la funesta ave ancestral
al repetir: "Nunca más".

Esto, sentado, pensaba, aunque sin decir palabra
al ave que ahora quemaba mi pecho con su mirar;
eso y más cosas pensaba, con la cabeza apoyada
sobre el cojín purpúreo que el candil hacía brillar.
¡Sobre aquel cojín purpúreo que ella gustaba de usar,
y ya no usará nunca más!.

Luego el aire se hizo denso, como si ardiera un incienso
mecido por serafines de leve andar musical.
"¡Miserable! -me dije-. ¡Tu Diós estos ángeles dirige
hacia ti con el filtro que a Leonor te hará olvidar!
¡Bebe, bebe el dulce filtro, y a Leonor olvidarás!".
Dijo el cuervo: "Nunca más".

"¡Profeta! -grité-, ser malvado, profeta eres, diablo alado!
¿Del Tentador enviado o acaso una tempestad
trajo tu torvo plumaje hasta este yermo paraje,
a esta morada espectral? ¡Mas te imploro, dime ya,
dime, te imploro, si existe algun bálsamo en Galaad!"
Dijo el cuervo: "Nunca más".

"¡Profeta! -grité-, ser malvado, profeta eres, diablo alado!
Por el Dios que veneramos, por el manto celestial,
dile a este desventurado si en el Edén lejano
a Leonor , ahora entre ánngeles, un día podré abrazar".
Dijo el cuervo: "¡Nunca más!".

"¡Diablo alado, no hables más!", dije, dando un paso atrás;
¡Que la tromba te devuelva a la negrura abisal!
¡Ni rastro de tu plumaje en recuerdo de tu ultraje
quiero en mi portal! ¡Deja en paz mi soledad!
¡Quita el pico de mi pecho y tu sombra del portal!"
Dijo el cuervo: "Nunca más".

Y el impávido cuervo osado aun sigue, sigue posado,
en el pálido busto de Palas que hay encima del portal;
y su mirada aguileña es la de un demonio que sueña,
cuya sombra el candil en el suelo proyecta fantasmal;
y mi alma, de esa sombra que allí flota fantasmal,
no se alzará...¡nunca más!.
Edgar Allan Poe

miércoles, 18 de julio de 2007

Un trabajo para la profesora de catalán

Y que decir de esta historia que tuve que escribir para la profesora de catalán de mi instituto, una copia descarada de It, de Stephen King:


Del blau del cel al negre del no res.
-Neil Young-

1

Els primers raigs de llum solar d’aquell dia de febrer de 1943 es filtraven per la finestra de l’habitació de n’Eddie. Era dissabte. Era un dia amb boira i possiblement seria un dia plujós.
Eddie se’n va despertar poc després, quan un ocell va entrar per la finestra oberta (cosa que la mare de n’Eddie li havia dit que tancasi) i va començar a cantar. Eddie va baixar, sa mare estava cuinant (cosa que feia més prest ara que el seu home havia sigut destinat a la guerra del Pacífic, es llevava ben prest, amb el pensament sombrívol de que en qualsevol moment vindria un cotxe del Govern dels Estats Units a anunciar-li que el seu marit havia mort) i Zack, el seu germà petit, ja desdejunava. Malgrat ser dissabte es llevaven prest, amb l’aubada, a desdejunar.
Va agafar la cadira i la va arrastrar fins que va poder-se asseure, va esperar el seu bol de llet calenta amb cereals; la seva mare sempre menjava dos ous bogits amb bacon, Zack menjava el mateix que n’Eddie.

Van trucar a la porta, Eddie se va quedar vigilant el seu germà petit. La mare va anar a obrir.

-Bon dia tengui, senyora -va dir un home molt ben vestit. Darrere l’home havia un cotxe del Govern-. Puc passar?

Ella va dir que sí. Va manar a Eddie que se n‘anassi a jugar amb els seus amics i va deixar a Zack veient la televisió al saló. Ella i el representant del Govern van quedar a la cuina.

2

Eren les deu, Eddie havia sortit de ca seva a les vuit i havia anat a cercar als seus amics, però tots estaven dormits o fora de casa (als nou anys ja estava acostumat a estar tot sol); després havia anat a ca la seva padrina, però aquesta estava malalta i el seu padrí no volia que ningú li ajudés a cuidar-la.

Després d’anar pel carrer sense saber on anar va decidir visitar el cinema amb els diners de la seva paga.

La pel·lícula era un western bastant bo, al que John Waine era un vaquer d’un poble de Texas que lluitava contra els indis.

Quan va sortir del cinema, a les 11.30, va anar al parc del canal. Aquell lloc li agradava, el vent bufava no molt fort allà; hi havia herba, bancs i arbres. Eddie se va recostar contra un arbre i va començar a pensar en el seu pare, pensava que quan sigués major li ajudaria a lluitar contra els japonesos a la mar

a la mar en un vaixell

a la mar en un vaixell de l’Armada

a la mar en un vaixell de l’Armada que

3

feia que les ones xocassin contra el casc amb força. La mar estava agitada, feia un gran oleatge i el cel era blau, d’un blau clar i sense núvols.

El vaixell estava envoltat d’enemics japonesos. Eddie estava devora del seu pare, que anava d’un lloc a un altre sense saber molt bé on anar, com qui vol aparentar que fa qualque cosa sense fer-la. John Wayne era el capità del vaixell que lluitava contra els japonesos. Aquests havien fet envoltar aquell vaixell solitari amb l’esperança de que els homes de la tripulació no aguantarien.
De sobte va estallar qualque cosa darrere n’Eddie. Eddie es va girar i va veure que el fum pujava amb força des del lloc on havia explotat el projectil. Un segon projectil va impactar contra el vaixell davall de la linia de flotació.

Eddie, al costat del seu pare va veure com no podia fer res mentre el vaixell s’enfonsava. Una gota d’aigua que va caure damunt el seu cap el va distrure.

-Què és aixo? Està

4

ploguent?- va dir mentre es sacudia el cap, s’havia quedat dormit, no sabia quina hora era en aquell moment, però calculava que eren més o manco les dues.

Va començar a caminar pel carrer en direcció a ca seva. Els carrers estàven buits, desèrtics. Estava ploguent i ningú no sortia al carrer, no havia cap cotxe.

Va arribar a ca seva, no hi havia ningú. Damunt la taula de la cuina hi havia una nota que deia:

M’he anat casa de la tieta i m’he portat a Zack,
hi ha uns entrepans al frigorífic.
Tornarem tard.

En efecte, hi havia dos entrepans al frigorífic, un era de pernil i formatge i l’altre, de formatge.
La nota deia que tornarien tard, això li donava la oportunitat d’anar a la Biblioteca Pública que, malgrat ser dissabte, estava oberta.

5

Va tancar la porta darrere ell per anar a la biblioteca. El carrer continuava buit, no n’hi havia ningú. Semblava que estava amainant. Va començar a pensar en el somni que havia tingut, en el seu pare, la seva mare, l’home que els havia visitat aquell matí…

Así, inmers en els seus pensaments, va arribar a la Biblioteca Pública de Derry.

Dins l’edifici hi havia un canvi agradable, pensant en la insólita falta de tràfic als carrers, l’edifici estava ple de gent. Va dirigir-se a la petita biblioteca infantil. La senyora Davies llegia un conte als nins que estaven al seu voltant.

-Qui camina, trip trap, damunt el meu pont?- va llegir la senyora Davies als nins amb veu greu. Alguns es reien, altres es tapaven la boca intrigats.

Eddie havia recorregut el camí fins al mostrador pensant en el conte quan, de sobte, va escoltar la veu de la senyora Starrett, la bibliotecaria.

-Bon dia, Eddie. Ja t’has avorrit del cap de setmana?

Era una broma habitual en Barbara Starrett, qui apreciava molt a Eddie.

-No, es dissabte. Doni’m una hora més.

La senyora Starrett va riure i Eddie li va demanar un llibre.

Quan es va asseure a llegir-lo va escoltar les rialles dels nins als quals llegia la senyora Davies.

6

Va continuar llegint unes hores, fins que el so de la pluja es va tornar a sentir fora la biblioteca. Va mirar la finestra: el parc de la biblioteca, que abans estava ple de nois i noies, s’estava vaciant de gent. Devora la finestra hi havia un cartell en el que Tobby, el ca policia, deia:

Ves amb compte pel carrer,
no parlis amb extranys i
respecta l’horari.
DEPARTAMENT POLICIAL DE DERRY

Eddie s’havia oblidat completament de l’horari. Des de finals de octubre del 42 s’havia possat un horari perque uns nins havien desaparegut a les vores del Kenduskeag, dies més tard, ja en novembre, es van trobar els seus cadàvers uns quilòmetres més enfora. Unes poques setmanes després, una nina de deu anys va ser trobada també morta, els pares havien denunciat la desaparició uns dies abans. La policia va decidir llavors possar l’horari, això no havia pogut evitar que tres nins més fossin assassinats mentre jugaven a prop del riu.

Ja començava a fer fosc i Eddie va decidir anar-se’n a ca seva. Va deixar el llibre a la bibliotecaria i se'n va despedir.

Plovia poc, però plovia; feia fred, molt de fred. Segurament eren ja les set. Com ja havia passat aquell dematí, no havia ningú pel carrer.

Durant un temps va anar en la direcció del vent, cosa que li feia més bo de dur el passeig. Eddie podia veure les llums de les cases al seu pas, pensava en la gent que havia dins, que ningú no sabia pas que ell era allà, caminant, era un secret, que solament sabia ell.

Havia caminat durant un quart d’hora, amb els cabells completament empapats, quan va arribar al canal. El canal havia sigut construit a finals del segle XIX per dur aigua a les terres de l’interior que no estàven banyades per cap riu, damunt el canal havia un pont.

-Eeeeddieeeeeeeeeee- va sentir de sobte mentre creuava el pont. Va aproximar-se a la vora del pont i va veure un home a l’escala que pujava en direcció a ell.

Eddie va quedar paralitzat a causa de la por. L’home que venia cap al ell era un pallasso, tenia còmics trossos de pel roig a cada costat del cap, a la mà sostenia una gran quantitat de globus de molts de colors.

-Vols un globus? Floten.

Eddie va parpadejar, no entenia res, podia sentir el seu cor, que anava a una gran velocitat en aquell moment.

-Floten, Eddie, i quan tu siguis aquí, amb mi, tu també flotaràs -va dir el pallasso-. Aquí avall tot flota, Eddie.

La paralisis de n’Eddie es va quebrar, i va arrencar a correr. Podia aconseguir-lo, ja faltava poc per arribar a ca seva.

Va mirar darrere ell per veure al seu perseguidor i, de sobte, va sentir un cop fort al cap i va caure al terra a prop d’una farola. Mentre s’anava quedant inconscient tenia la seguretat de que tot allò era un somni, que despertaria al seu llit, un calurós matí, amb el seu pare al saló i la seva mare a la cuina, Zack encara dormia… això era un somni, un somni molt extrany.

Extrany com la transició de la vida a la mort.

Lo que hace el aburrimiento

Este texto que van a leer, quienes se atrevan, es el resultado de una de mis nocivas "Largas Tardes de Tedio", como aquella frase ("Me cago en el militarismo prusiano del XIX") acuñada por un servidor, espero que lo disfruten o, al menos, no me manden más anónimos amenazantes:

Medianoche, aquel instante exacto que divide nuestras vidas en una infinidad de pequeñas fracciones de nuestro tiempo que, sin embargo, me pasaban como si fueran semanas, meses, e incluso años.

No es que me aburriera, o quizá sí, había dejado de pensar siquiera en si me preocupaban las cosas importantes de la vida mundana. Ciertamente no solía pensar en nada, me recostaba en la cama y miraba el infinito, aquel infinito oscuro y vacío de sentido que, a decir verdad, era lo único que me hacía pensar...

Eso y las estridentes campanadas que cada medianoche me despertaban, si no estaba despierto ya. Más de una vez me sorprendía mirando por la ventana, sin acordarme de lo que estaba pensando. Siempre ese monótono sonido de campanas, aquel simple sonido de campanas, no era más que eso, campanas. Pero entonces porque me sobresaltaban tanto, cada día me decía que era un estúpido por temer ese sonido, pero cada día, después de que el sonido cesara, me reía de una forma intranquila, como quien se ríe de algo tan trivial que sólo entiende él, y ni siquiera le hace gracia.

Pero era lo único que me mantenía con fuerzas para pensar, el querer saber el porqué de ese comportamiento. Si miraba a mi alrededor, mi habitación, no había nada que me ocupara el menor sitio en mi mente. La mesa del escritorio, el balancín donde oscilaba aquel payaso de trapo que siempre me había hecho pasar angustia, por no decir terror, pero que ahora no me aportaba nada nuevo; el viejo estante lleno de libros que había leído y releído muchas veces; el cuadro, sí, el cuadro, a decir verdad lo único que todavía me inspiraba algo, pero no sabía qué, el cuadro era Abadía en el bosque, de Caspar David Fiedrich, aquel paisaje desolado que tanto se parecía a mi vida, pues en ese paisaje desolado y vacío había habido prosperidad, como en mi vida, ahora me veo reducido a vivir en una casa con apenas un cuarto, las paredes carcomidas, y los cristales tapados con esparadrapo, simple esparadrapo, lo que no evita que se filtre el agua…

Ni el sonido, el sonido de aquellas infernales campanas.

Llovía, y me levanté a mirar por el cristal la imagen de aquella melancólica ciudad de Viena, aquella melancólica y decadente ciudad de Viena, vacía para mí de todo su contenido.
La lluvia daba un aspecto todavía más tétrico a la iglesia, más aun, pues la había visto de día y casi me había reído de su poder, de aquel poder que, aunque me riera, no podía evitar que me atrapara, cada medianoche. No era como la abadía del cuadro, condenada a permanecer eternamente en aquel amanecer (o puesta del Sol, poco importaba ya), prisionera en aquel instante eterno.

La lluvia batía monotonamente los cristales de mi habitación, de la cual salía sólo para comer.
Me recosté en la cama y miré a mi alrededor: los libros leídos y releídos, el payaso, el cuadro, la ventana, la iglesia, la pared, otra vez los libros leídos y releídos, seguidos del payaso, del cuadro, de la ventana, de la iglesia, de la pared, los libros… y por fin el sueño, que me transportaría a la mañana siguiente, el desayuno, la lectura, la comida, la lectura, la cena, el sueño, las campanadas a medianoche, la reflexión, el sueño, el desayuno… y la muerte.

Penoso, verdad, creo que os lo advertí en "Vayamos por partes".

¡Bienvenido! Vayamos por partes

Querido lector, le compadezco de corazón por haber encontrado este reducto de locura en un mundo tan cuerdo como el que ha dejado atrás al ocurrírsele la maravillosa idea de teclear "judeomasonico.blogspot.com" en la dirección y, si se lo han recomendado sus amistades, yo, personalmente, dudaría de quien es en verdad mi amigo, o si este está en condiciones mentales óptimas, a menos que lo haya hecho yo mismo, en cuyo caso, lo siento de veras.
Escribo esto mientras de fondo suena The Lake, de Anthony and The Johnsons, un poco de lo que ha quedado tras el hecho de haberla borrado casi entera para liberar espacio, momentaneamente, claro.
No tengo la menor idea de si esto lo va a leer alguien o si, simplemente, lo único que hago es descargar mis dedos sobre un teclado Qwerty para nada.
Mi nombre es Tomás (alias Aquel Cerdo Bigotudo, alias Empollón, alias Padawan, alias Aquel Que No Se Come Una Rosca Porque No Quiere Dejar De Vestir Camisas De Cuadros, alias Proyecto De Groonch, alias Mormón, alias Aquel Chico Tan Guapo Y Simpático Que Me Hace Tilín /al menos, espero que así sea para alguien, mujer, preferentemente/, apodado El Turco, Cerdo Judío y Puto Nazi (la gente se aburre y, por lo que habrá podido descubrir, yo más que muchos)) y provengo de una familia humilde de taraos a los que les gustan el cine, las matemáticas, la fotografía, la filología o la música, o muchas de ellas juntas, preferentemente amantes de la soledad; y el 14 de Julio cumplí 14 años, celebración que, como todos los años, los franceses celebran en mi honor, aunque no quieren reconocerlo.
Y bien después de esta breve bienvenida, le deseo que se lo pase bien, si tal cosa es posible, leyendo las frikadas que coloque aquí cuando me aburra. Y recuerde nuestra filosofía:

“Sonríe. Mañana puede ser peor” (Filosofía de Murphy)

“Si te encuentras bien, no te preocupes. Se te pasará” (Postulado de Boling)

P.D. En serio, me siento culpable por crear esto.